Note to self: don’t die (y VII)

(viene de VI: La Nariz)

VII. El Legado

Escribo a Los 4 Palos al guasap (deberían ponerse a hacer su historieta navideña en vez de estar atiborrándose a kwaks) y les abronco, tras leer la pentagésima tontería emanada del Mercado Chico.

«Dejamos de escribir y tenemos ahora -en lo que queda de Ávila- esto, éste es nuestro legado a la ciudad. España perdió L4P, ahora ha perdido el ingenio«.

Me he quedado absorto mirando la farola, que voy a acabar viendo las lunas de Júpiter sin telescopio. Así que cambio la vista a la app. He abierto Amazon para pedirme un Chivas reserva o yo que sé. Algo que tengan que traer de Vladivostok. Porque habrá que despedir a 2020 con honores.

This is the way. He hablado.

Tengo una carta para ti desde los tiempos futuros, mandaloriano. Aunque no sepa cómo ni de que manera, hay que seguir alertando a los despiertos de lo que estamos creando, de la distopia en la que nos estamos metiendo. 

Que los sapiens acabemos mereciendo la pena. Y vamos regular en eso.

Releo «Las nubes sin sus pelos», una de esas entradas que he devuelto a la vida estos meses, de cuando no se me conocía «coche, hogar estable, novia ni quietud». Mi sobrino y ahijado me miraba entre intrigado y preocupado y yo le escribía esa carta para el futuro. Una década después, es una estrella del Fortnite… aún no creo que pase por aquí, pero sé que se acerca el día en el que aterrizará en esas nubes. Y espero que esté orgulloso. Él ya va encontrando su camino, ya empieza a saber por dónde quiere empezar la batalla del vivir. Ha aprobado todas, me dice con satisfacción, con su voz de adolescente ya mayor. Y yo siento inmensa felicidad por él, sí, pero también por mi hermana y cuñado, que tanto han peleado y tanto esfuerzo han desprendido, y que necesitaban que 2020 acabe con ese broche; pese a todo, pese a todo.

Diez años después la enseñanza del legado es la misma, antes con mi sobrino y ahora con el pequeño monstruito que me mira y sonríe cada día. Que siempre sonríe. Que me vea con canas, pero que guarde la sonrisa. Que alguien se la quite, pero yo sea su asidero. Que se convierta en alguien como sus abuelos, con errores y aciertos, pero buena persona. Que vea eso también en mí y en nosotros sus padres.

Sí, mandaloriano (a ver cómo lo digo sin spoilers). Más allá de los ‘pre’ y los ‘y si’, huir del redil y lo establecido. Siempre replantearse, recalcularse. No dar nada por hecho. Dejar la más obstinada costumbre y dar la cara si hay que hacerlo, cuando haya que hacerlo, por lo que haya que hacerlo.

Ponte el casco y si la vida se pone dura, habrá que sacar la espada láser y acabar con todos los robotitos alienados que se pongan en el camino. Ya es sabido que el miedo sólo lleva al lado oscuro y los que entráis en Trapseia sois seres de luz.

El legado para 2021 es brillar.

Note to self, don’t change for anyone
Note to self, don’t die

 

-Todo empezó con ¿Y si…?-

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