flat screen television

Verano 23 (VII: El Real se atascó en la Décima)

Este último año me compré un ordenador funcional (para escribir, poder estudiar, hacer tareas varias) que cabe en el bolsillo. Barato del verbo soy autónomo. Básicamente es como un disco duro externo, al que con un cable le puedes conectar a cualquier pantalla y con un tecladito bluetooth haces el apaño. Este verano me lo llevé al apartamento y fue usado… fundamentalmente para ver La Patrulla Canina y La Guardia del León (véase el «El atroz reinado de Simba»)

Pero antes en los veraneos sólo tenía la Game Gear. No era poca cosa, eso sí. Ya conté que siempre fui muy de Sonic, y que aquellos veranos en Graná tuvieron mucho de esos videojuegos en los que si perdías, perdías. No como ahora, que tienes 150 mil vidas. Flojos.

Pero no todo eran pantallas, que atontan mucho. Y a lo que iba es a que desde pequeño me ha pirrado hacer cuentas. Entretenía mis tardes (esas largas digestiones y el huir del peor sol) en coger papel y boli y hacer tablas y estadísticas: el ciclismo y las chapas fueron el principio. Distancias, metas volantes. Máximos goleadores, positivos y negativos, porteros menos goleados. Y aquello continúa, cuando puedo echar algún vicio, en forma de realidad alternativa futbolera.

Gracias a Mo, las cuentas ahora tienen Excel. Desde el verano de 2014 venimos configurando un universo paralelo futbolístico en el que el actual campeón de Europa es el Bayern de Munich, el campeón del mundo Uruguay (¡épico Luis Suárez en Navidades!), River ha sido la última máquina imparable del fútbol mundial y Japón ha de retener este verano su corona mundial de fútbol femenino.

Y todo ello está apuntado y bien guardado. El señor Torralba le puso recientemente el nombre «Blackfifismo» pero no es del todo correcto. Aparte de él mismo, como el otro gran contribuidor histórico a partidos y peleas, han pasado por ahí muchas manos: Alberto, Dani, David y Diego fundamentalmente. Y los que leáis esto y os queráis sumar a futuro. 

Ya no juego a las chapas, y me maldigo por ello. Cualquier tiempo pasado fue … pasado, aunque guardo el campo, el tapete, el marcador manual. Tampoco Twitter es ya Twitter, ni el Fifa es ya el Fifa, que ahora va a ser el SportsnosequéFC. La modernidad. Pero sigo apuntando, sigo haciendo tablas y clasificaciones y estadísticas.

Algún día lo subiré por aquí, haré una entrada con el palmarés histórico, algún gol guardado, alguna chanza, lo que se me vaya ocurriendo. En alguna parte debe quedar por escrito que Kostas Mitroglou y Markus Rosenberg han sido los mejores peloteros de la última década. Los que desde su modestia y su chetadismo decidieron partidos y llevaron a sus equipos más allá de lo que nadie pudo imaginar. Cayeron camisetas y lloros en su despedida.

Se les echa en falta, aunque nuevos nombres hayan salido a la palestra. Mitos de nuevo cuño como el Wang Guomin, que juega para el Henan entre intermedio e intermedio. O Junior Negao, que ya está en los 30. Por no hablar de sagas míticas familiares como los Karamoko, los Cissés, Dembeles y Traores. 

Defensas épicas como la del Celtic, que a un chupito de manzana estuvieron de llevarse la Shempions 16-17.

Sí, el Real se atascó en la Décima. Desde 2015 la orejona fue para Liverpool, Atleti, Juve, Monaco, Dortmund, Tottenham, Bayern, River de San Petersburgo (alguien tenía que sustituir al Zenit) y de nuevo Bayern (primer equipo en repetir). Marchó Zidane, Carlo tampoco repitió su éxito, Solari se acercó bastante a su versión real (¿o acaso la realidad real no será la otra?)

Una birra (siempre Ambar), una buena conexión online (o mejor dos mandos). Patatas y chuflitos a mano. Chistes malos, frasacas de vídeos tontos y dedo en el botón de segar. La felicidad a veces es simplemente eso

Contaba la semana pasada lo de los Fantasy (sigo buscando participantes para el de Liga Femenina, apúntense que empezamos esta semana). Y este sería el otro gran entretenimiento, venido a menos en cuanto a horarios y posibilidades (y tamaño: muchas veces juego en Switch) por aquello de los pañales, los golpes aquí y allá, las nuevas carreras de 500 cc, golpes, moratones y cristalmina (ahora ya no hay de eso), Chase y Marshall y otras menudencias menudas.

En honor de mi querido patinador oscense, como gran contribuidor de este universo alternativo, el premio «Vicios Caros» de los #Faritos pasará desde este año a llamarse el «Croquet» (Sonny esté en su gloria, y Saura lo dirija)

Otro día, tal vez otro verano en estas entradas ligeras de Agosto -el mes en el que nadie pisa un blog ni con protección 50- les hablo del Fifa Film Festival, el Bagatelle de Garci y qué pinta ¡Boom! Carlos Saura en todo esto.

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