Madera de six feet

Recuerdo aquellas tardes en San Antonio, cuando el parque era parque y podías jugar partidas de fútbol entre los árboles torcidos y también montar en bici, adelantar a los lentos, ser adelantado tú también, picarte y escogurciarte y dejarte las rodillas y pasar por las manos de tu madre a recibir mercromina milagrosa.

Paseo de Don Carmelo, con el balón en los pies. Pasabas entonces por las escaleras de piedra y mirabas hacia arriba y veías el cartelito de Seguros Santa Lucía. A mí siempre me había apasionado la familia de los úrsidos… al menos por entonces. Estaba ese mítico anuncio de los seguros, con los ositos, que transmitía una paz tremenda. Y que ahora no encuentro por ninguna parte… así que antes de seguir pondré otro vídeo de úrsidos también entrañable y familiar

* Al final apareció

Mediados de los 90, joven de entre 12 y 15 años tiene a su hermana estudiando por Segovia y a sus padres trabajando. Es decir, por primera vez en su vida debe ir al colegio/instituto sin compañía: Despertarse sólo, desayunar sólo, maldecir al despertador sólo. Por aquel entonces el sujeto se levantaba con el Hoy por Hoy “9 provincias, 1 comunidad, 1 futuro, 1 identidad…”

…y luego marchaba hacia la cocina. Sí, hubo una vida en la que sacaba tiempo para desayunar, se nota que no había internet. Calentaba un poco de leche, sacaba galletas o una tostada… no recuerdo ahora exactamente aquellos tiempos. Lo que sí recuerdo es coger la correspondencia (lo dicho, me aburría). “Seguros Santa Lucía… anda, lo de los ositos…a ver qué es esto”.

Y lo abrí. Y ponía algo parecido a esto..

“Ataúd de madera cedro modelo Redondo Lincoln Copa pintado natural transparente”

Me froté los ojos un par de veces mientras un tipo le decía a Gabilondo ” a pesar del gobierno, buenos días “ . Debía ser el 96 entonces, pienso mientras escribo.

El que ya no tuvo más buenos días fui yo. Ahí tenía, entre los simpáticos ositos, todos los detalles habidos y por haber sobre los ataúdes de la whole family. Madera de cedro y de pino que te rilas.

No recuerdo nada del día en el colegio, supongo que no fue nada especialmente espectacular. Pero sí recuerdo la grave discusión que mantuve con mi querida progenitora.

Y es que yo siempre había dejado muy clarito que quería ser incinerado, carajo. A mí los gusanos no me hincarán el diente

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