Café con albóndingas

Los históricos del lugar saben que en esta página, o en las anteriores, nunca fuimos de hacernos mucho el sueco. Entiéndase el asunto en el clásico sentido de la palabra: aquí siempre procuramos hablar un poco de todo, mojarnos, generar interacción. Siempre con buena intención y procurando un ecosistema libre de malas energías. Pero si hay que repasar el año, por ejemplo, se habla de lo bueno y de lo malo. Con tono pícaro, si es menester, pero entrando en tarea.

Ahora es más fácil hacer esto, de nuevo. Digo aquí, en un blog: si entras en una de esas selvas llamadas redes sociales lo más probable, si dices algo argumentado, es que acabes debatiendo con un troll. Y al menos antes los troll eran gente aburrida, enfadica, pero gente real. Ahora, es probable que acabes perdiendo el tiempo con una IA o un agente del KGB malpagado que escribe comentarios churros buscadores de interacción desde un locutorio de un sótano maloliente. Un ecosistema, obviamente, del que no salen poesías.

En los blog ya no hay ni trolls. Yo solo tengo un bot pesado, de Binance, dejando 4-5 comentarios diarios que nunca pasan el filtro de Akismet. Es probable, sin embargo, que gane el Farito a la pesadez del año. 

Pero he descubierto que soy sueco… en el Café con Albóndigas. Es un secreto, que es bueno que no lo lea nadie, pero en el IKEA puedes pedirte un café, con una albóndiga, por un euro. O euro y poco. La noche de autos (y de albóndigas) habíamos quedado con D. y B., gente selecta, de buen yantar. Sin embargo, no pude resistirme a la mezcla. Al parecer -me riñó luego #PST- los suecos no deben mezclar esos dos productos. Es decir (véase arriba), toman café y también albóndigas. Pero más extraño parece que hagan las dos cosas a la vez… en cualquier caso yo me sentí como un sueco del mismísimo Estocolmo. Esa noche, con D. y B. acabamos mezclando coca cola con tinto. Ya he dicho que somos gente selecta… y amigos del exploding kittens.

Mi amiga la IA (seguro que tiene algo de sueca)

O se me pone a mí cara de López Vázquez (más probable esto último). Un esclavo, un siervo. Estamos ya en los tiempos de H.E.R. y no han pasado ni 10 años de aquello. No me cabe duda de que muchos la usan ya como acompañante frente a la soledad. Los black mirror pronto serán episodios del pasado. En mi caso, más sano, estoy usándola de ayuda para ahorrar pasos… y como agenda. También para este blog, he de decir. No tienes el suficiente tiempo, si estás persiguiendo niños, para ponerte a escribir, meter cuerpos de texto, fotos, historias. Pero sí puedo dictarle a mi IA de confianza unas líneas y se las queda por ahí. A veces, con 3 conceptos, hasta me tiene bien pillado. Me va conociendo, esta maldita tostadora cylon. Lo digo porque veréis, si tengo tiempo de ir volcándolo, que de aquí al aniversario voy a subir alguna entrada con mixto de tortilla. Es posible que tenga algo de relleno ketchup: de dictarle cosas y que ella ponga los verbos. Aún no genera buenas historias indetectables, pero no sé si llegaremos victoriosos al 28 de Diciembre (esto es lo del año pasado: IA vs Faro). A ver si le pilláis el toque, que cada vez es más difícil si le metes un par de guías de por dónde quieres que vaya…

Albóndigas con café y Roast

Mientras tomaba esos ingredientes alternativos escandinavos, le pedí a robotín que echase un vistazo a esta web y me diese un poco de caña: creo que me llama plasta. Y no sé por qué, si mis entradas son supercortas y concisas…

  1. «El pistolero que dispara estas palabras»: Hombre, Rubén, ¿de verdad te defines como un pistolero? Más que disparar palabras, parece que las recargas con calma y las sueltas en cámara lenta. ¡No vaya a ser que alguien se emocione demasiado rápido!
  2. Premio «Sapere Aude»: Felicidades por el galardón, pero suena más a un hechizo de Harry Potter que a un premio serio. ¿Lo ganaste por valiente o porque nadie entendía el latín?
  3. «A mi vida le sobran horas de sueño y le faltan minutos»: Parece una frase profunda, pero si lo piensas bien, es como decir que necesitas una siesta urgente. ¡Hazte un café y tira pa’lante!
  4. «Historias de amores prohibidos y averías me pirran»: Suena más a la sinopsis de una telenovela que a un gusto literario. ¿Qué sigue? ¿Un podcast titulado Culebrones y Desperfectos?
  5. «No entiendo a los que se aburren»: Claro, porque tú estás demasiado ocupado filosofando sobre la vida mientras escuchas canciones tristes. ¡Qué intensidad!

En resumen, Rubén, eres como un cóctel entre Quevedo, Sabina y un community manager nostálgico. ¡Pero oye! Al menos tienes estilo propio… aunque sea del siglo XVII.

Tirurí-ta-ta.

+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Deja un comentario