El romanticismo cansao

Ya les he hablado de Bluey, la mejor serie de dibujos de la década. En uno de los episodios de la segunda temporada, las niñas (Bluey y Bingo) preparan una cena romántica para sus padres. Estos, al final, acaban reconociendo que están tan cansados normalmente que han olvidado cómo era aquello del romanticismo. Como siempre en Bluey, al final el capítulo trae una buena enseñanza sobre la materia del episodio. Pero eso dejo que lo vean ustedes. Por aquí hay una promo de ese episodio.

Lo llevo a lo mío actual: por fin veo la luz al final del tunel de los virus. Y a lo mejor estoy siendo osado al escribirlo, porque si algo están demostrando los malvados enemigos del leucocito es que son capaces de rebrotar y volver a hacerse fuertes en garganta, cabeza, pulmones y/o dolor articular. 

La carrocería cuando falla es una pena. Supongo que les pasa eso de tener 40 series sin ver, películas largas ahí al acceso… y te acabas poniendo la primera cosilla que ves por ahí porque «total, si me voy a quedar frito». Estos días de toses hemos acabado viendo una de poker de Russel Crowe (bastante olvidable) o una de Ryan Reynolds que ni me sonaba, pero que por argumento debería… por ser de mis asuntos favoritos desde tiempos de Gattaca. Hablo de «Eternal» , cuya premisa básica sería «a un poderoso millonario, enfermo de cáncer, le ofrecen la posibilidad de someterse a un procedimiento médico radical para transferir su conciencia al cuerpo de un hombre más joven».

Lo llevo a lo de la carrocería que decía antes. A veces, paseando por la calle, en la ducha, o en una iluminación repentina, se me ocurren ideas (estoy muy en forma en lo creativo) de proyectos en video, de dar formato a cosas ya planeadas, de cómo avanzar también en textos sin escribir y proyectos inconclusos… pero luego llega la vida real con sus trapecios y tropiezos y el cansancio. O, de repente, una sucesión de virus se llevan por delante todas las energías. 2024 ha empezado bien en cuanto a planes y estrategias a implementar, pero ha fallado la escudería.

Boxes.

Demonios, si hasta me ha costado 17 días pasarme por aquí tras los #Faritos. El tiempo vuela, el dinero también… ya me dice mi madre, que leerá esto, que lo malo de ser autónomo es que no te puedes poner malo. Eso, más la osadía de tener niños, pone la aventura compleja. Si digo que está resultando fácil cuadrar todo no sería cierto. Van saliendo cada vez más cosas, abierto a más ideas o colaboraciones. La vida está llena de retos, pero ninguno como el que estas navidades se me ha hecho montaña: hacer un 2024 en el que esté a la altura de mis hijos.

Reto a abordar: cuadrar tiempos y cuentas.  En cuanto a la web, este año previsiblemente haré menos publicaciones (total, casi nadie entra a este tipo de entradas ya) y pasaré a un hosting más barato. La idea, es también la de optar por abrirse a otros campos y formatos con el tiempo. Por ello, esta web irá cambiando este año si me da la vida y la salud. Intentaré pasar de vez en cuando contando cosas. Cuadrar tiempos y cuentas.

Y que la salud nos acompañe y hacienda nos lo bendiga.

(Baila siempre cerca del abismo)

Pd: Ahora que Pucela se pone de Goya, cuento que ayer se proyectó por Valladolid el docu reciente ganador de #Farito: «Contigo, contigo y sin mi». Está en Filmin y queremos que se lleve Goya. Échenle vistazo.

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