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Discos de grandes éxitos (y pequeños tesoros)

Me ha vuelto a pasar estos días… que mi primera reacción al enterarme que un cantante favorito (Coque Malla en este caso) sacaba nuevo disco, era molestarme con él.

Joder, Coque, me viene fatal. Ahora no, tronco. Tengo a los niños en casa, vienen los sobrinos y con ello compromisos familiares, tengo clase el sábado, he dejado pendientes dos capítulos de Para Toda la Humanidad y aún no he empezado la Biznaga de Juan M. Salamanca. Ahora no, Coque, tronco, cuándo saco tiempo para ti. Que encima tengo los #Faritos encima. Coque, no era el momento, tío.

Se me llenó la cabeza de sinécdoques. ¡No a las metáforas!, me decía el pequeño Alberto de mi cabeza (hace mucho que no le veo, pero a veces me susurra como si tuviésemos 15 años menos y saliésemos a correr por el Adaja).

También la inabarcabilidad llega a la música… y con ello el riesgo de perderse los pequeños tesoros. Ya no se disfrutan (un brindis y mi admiración por los que lo sigan haciendo) los discos como antes. Ahora los artistas sacan singles y colaboraciones como churros. Lo sé de buena tinta, porque gracias a M. y su etapa colombiana desde este verano he descubierto las múltiples conexiones e infinitos sencillos generados entre los cantantes que el otro día estaban por Sevilla en los Grammy latinos. Todos colaboran con todos, every week, singles a cada hora, featuring que te featuring.

Así que de repente un artista saca disco y acabo escuchando únicamente la primera o la que sale en la radio. Y además en el coche, o camino del bus, con ruidos de fondo, siempre con prisa, semáforos, claxon. Y, esas canciones que antes entraban a fuego lento, me las pierdo. Esas que requieren de varias escuchas, o de constancia para que de repente te conecten con tu vibración del momento, sospecho que pasan por ahí sin entrar como deberían.

Es lo malo de acudir a los grandes éxitos, que te pierdes los pequeños tesoros. Eso lo sabemos por nuestros artistas fetiche, que a lo mejor (volviendo a Coque) su canción más conocida es aquella del No puedo vivir sin ti, no hay manera… pero mi vida no sería la misma sin Despierta y todo su Termonuclear. 

Valga este texto para huir de los grandes éxitos. O para no solo conformarse con ellos, y no desligarse de la búsqueda de la belleza oculta o transeúnte. Caminemos más despacio, con los ojos abiertos, me digo a mí mismo por aquí. Despierta, no tengas miedo, reclama Coque desde el tejado. 

[Podéis votar ya a los mejores discos del año 2023 por este enlace.

Hay tesoros por ahí, sí].

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