Hay que rejoderse…

… un título adecuado dado lo bien que se lo pasa esta puta vida haciendo canalladas

Un titulo adecuado, sí. Hay muchos amigos, demasiados, a los que he tenido que escribir este año qué tal sigues. Sabiendo que la respuesta es «sigo». Sin más.

Vayan también las uvas por Albia. Por Manuel. No serán olvidados.

Y perdona, Manolo.  Perdona que esta entrada que surge de la rabia por tu marcha empiece primero con un taco y luego con comida… aunque seguro que esa parte la entiendes y hasta te hace sonreír. Presupongo que por ahí arriba el tema del Wi-Fi va como un tiro… y, si no, que se vayan preparando en la sección de cartas al director del Diario de San Pedro. 

Lo que quería contar es que los lunes en Zaragoza eran lunes de tortilla. El día de programa era día de función y, como tal, era un día de costumbres inamovibles que nos permitían sacar adelante un programa deportivo de más de dos horas.  El Play Zaragoza, una obra titánica -cada vez me lo parece más desde la distancia- se ponía en emisión por el esfuerzo de unos pocos entusiastas con mucha juventud y ganas… llenos también de osadía y frescura. Ahora me resulta imposible imaginar volverlo a perpetrar.

Pero salió. Salió una y otra vez, una semana tras otra. Posteriormente cedí el testigo y siguió habiendo Play, sin pause. Había una gente estupenda. Mucho talento. Aquella tele hizo muchísimas piezas, reportajes y entrevistas fantásticas y si sobrevivimos a aquellas pretensiones de hacer una televisión de calidad desde una pequeñísima redacción, con ordenadores que se colgaban y horarios enloquecidos, fue porque desarrollamos un concepto de familia.

Familia, sí. Y para que esa familia funcionara, sobre todo para los que éramos de fuera, precisamos muchas veces de la paciencia de las familias, las de sangre, de los autóctonos. De gente como Montse, la responsable de esas tortillas que mencionaba. De gente como Manuel,  que se nos ha ido.

 

 

Manuel te hacía sentir importante.  Importante de verdad y con verdad, porque era (es, quiero escribir es) de esas personas que nunca regalaban oidos pero sí te entregaban su firme apoyo y afabilidad si te hacías merecedor de ello. Porque sabías que, con él, la exigencia era brillar. Manuel no iba a aceptar una versión menor o algo hecho sin respeto. Entendiendo respeto como el hacer las cosas como es debido, en tu mejor versión. Pero eso sí, si lo hacías sabías que te lo valoraría. No en vano una de sus frases ocupa parte importante de esta página web, dentro de «La Huella Viajera». Me sentí muy honrado de saber que había sacado tiempo ya no solo para leerse #LHDHP, sino también para mandarme una reseña, un comentario sobre el libro. No es fácil tener lectores, sobre todo cuando no eres nadie. Pero menos fácil aún es que una persona con criterio como Manuel, exigente y mordaz como era, te recomiende.

Aquí quedará siempre este recuerdo, su recuerdo. Hay que rejoderse, Manuel. ¿Os dejan ver series allí arriba? Porque la frase de marras se la he robado a Ramiro Sancho, y creo que te puede gustar el personaje (han hecho serie, pero también tienes unas cuantas novelas para leer)

«Hay que rejoderse» es la pucelana expresión que se repite en las novelas una y otra vez saliendo del gruñón policía Ramiro Sancho. Es posible que, si respetan las novelas, la expresión se ponga de moda.  Y es la que me vino a la mente al enterarme que estabas jodido. Hay que rejoderse, me dije. La noche que te fuiste para arriba te me apareciste en sueños, y me dije «hay que rejoderse». También es habitual que me aparezca por allí JJ, siempre joven, o que lo haga mi padre, silencioso pero presente.

Hay que rejoderse. Tengo que volver al Zero Café, mirar la placa de Augusto, echar una birra y maldecir el invento esto de dar vueltas al sol. ¿He dicho ya que hay que rejoderse?

Una chica eléctrica a la que mandé chispas energizadoras me contestó que sí, que son «días duros» … «pero todo pasa, Blaky».

Por los que ya no están, pero a veces se siguen apareciendo por nuestros sueños y recuerdos. Que acompañe la salud… el resto de la perra vida la iremos peleando.

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