Lo de Marcus

Va acabando el año… y no he cumplido el objetivo de leerme un libro por mes. Claro que hay libros y libros. Los hay más pequeños y otros más voluminosos. Y luego no es lo mismo el Otoño que el Verano, que no hay cole y las horas pasan distinto. Así que al final me he leído 9, he reeditado 2, he empezado a escribir otro y tengo ideas para 2 más, pero sin prisa. Me daré por bueno el balance, pese a todo. 

Y ya no escucho audiolibros, que eso también me lo ha arrebatado 2021. A cambio, como decía hace unos días, la música suena de nuevo. De camino al trabajo me ponía novelas, que entre idas y vueltas era casi una hora al día, e iban cayendo las historias, Gozaba de los narradores. La que más me gustó escuchar, y era larga en audiolibro, fue «El libro de los Baltimore», de Dicker. 

Porque no sé muy bien cómo, pero he acabado dickeriano o dickerista -si eso recibe un nombre- pues poco a poco me he leído todo o casi todo. Ya sólo me queda (y he empezado tímidamente) «Los días de nuestros padres» (Nota: escribiría del libro meses después en «El palo de Dicker»)

El último libro que me he leído es «El caso Alaska Sanders», que me ha parecido el más flojo de todos (sin contar «El tigre», que es corto, casi juvenil, otra cosa). Alaska Sanders sirve para recuperar a Marcus Goldman, y al final eso es lo mejor, las interacciones con viejos personajes como Galahawood. El caso está bien, pero queda lejos de Quebert, lejos de la habitación 622 y su giro final (que me encantó, ojalá hagan peli o serie) y hasta de la locura del asunto Stephanie Mailer. Lo mejor del libro, por tanto, es que engancha al Marcus de Quebert con el Marcus del libro de los Baltimore.

Y es que tengo la sensación de que Dicker, y/o su editorial, hizo trampitas. Que cuando lo de Quebert tuvo tanto éxito, se decidió que el protagonista de los Baltimore fuese Goldman. No concuerdan cosas, la propia madre de Marcus por ejemplo. O la ausencia de referencias, en Quebert, a gente tan importante. Pero soy de los que cuando ven novelas o pelis… se deja engañar por el escritor o el director, intento no sobreanalizar. Y me gustó mucho, mucho, «El Drama» de los Baltimore (mucho tiene que ver la narración del audiolibro, por cierto).

Así que Alaska Sanders sirve para coser la historia Goldman y dejarla lista, se supone, para un caso adicional, seguramente final. Y eso le da valor a la bora. Ver que Goldman, joven, habla de Woody, por ejemplo. De Hillel. 

Y de Alexandra. Los que me conocen bien saben lo que me gustan las historias de amor, hasta escribí un guisante de eso. Recuperar a Alexandra en un próximo libro es algo que puede ser fascinante. Y tal vez así continúen con la serie de televisión, donde lo suyo es que la actriz fuese… Taylor Swift.

Y que los haters gonna hate,

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