El mundo abulense según “los del ciprés”

“Ser abulense condiciona a uno para siempre, cuestión que descubrí en mi temprana infancia cuando sostuve contra viento y marea, lleno de orgullo patrio, que la Muralla de Ávila era tan mayúscula que nada tenía que envidiar a la china, sin duda más pequeña que la nuestra.Pronto me sacaron del error, dejándome el corazón pétreo. Señal esa de que sería ya abulense para siempre, un granito más de esta tierra a la que en este libro se le dedican tantos cantos.”

Así doy comienzo al prólogo de “El mundo según los abulenses” (Éride Ediciones), una obra colectiva escrita por una buena colección de paisanos que pertenecen a la asociación “La sombra del ciprés”

La obra habla de Ávila, de nuestra querida ciudad y provincia, desde ángulos realmente originales. Ensayo, prosa e incluso poesía en correcta mezcolanza. Pablo Garcinuño escribe sobre ella en Los 4 Palos que… ¿Te imaginas a la nación abulense pidiendo la independencia? ¿O a la ciudad haciéndose de oro al exportar cuestas por toda la costa mediterránea? ¿De qué manera nos curte para la vida hacer botellón en Ávila en pleno invierno?Mientras, Cristóbal Medina en su blog “Lo demás es cosa vana” pone incluso himno a nuestra city capitol…

¡Viva, viva, viva!
¡Viva mi patria vetona!
Gritar tu nombre sin ira
me colma y me envalentona

Yo, por mi parte, cierro el prólogo diciendo que..

“Para el que algún día se subió por primera vez a las piedras de la Muralla, es de interés (o capital) acercarse a estas páginas y recordar Vallespín, los botellones a seis grados bajo cero, las casetas, las ferias, el cómo los abulenses se pasan la vida subiendo y caminando entre rotonda y rotonda. Con la mezquita, la mina y el moro. Con las vacas y las malvinas. Las tardes en el Soto con los niños jugando al fútbol con piñas soltando derechazos como Gento. O los años en el Grande jugando a encontrarse las miradas, el tontódromo que ahora se convirtió a bulevar”.

Así que me cito a mi mismo para desearle la mejor suerte al libro, compradlo muchas muchas veces y brindemos por cada historia de este libro, con la seguridad que da ser de Ávila, entonando firmes y confiados: “¡La última y nos vamos!”

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