A las vías

Mi frustrada vocación, más allá de astronauta, es trabajar en Renfe. De pequeño, se reían de mí en casa porque decía que mi madre era maquinista. Lo que tenía era una Olivetti. Y si era una máquina, pues sería maquinista. Eso de oficinista me sonaba muy poco acertado.

Pasaron los años y no vi de Renfe más que eternas colas y alguna carrera. Aquel anuncio me emocionaba y me imaginaba a mí mismo repartiendo auriculares o sellando códigos de barras. En fin… ha sido éste un año muy de trenes, de dejar aparcado el coche y tirarme a las vías y sus historias.

Me quedo de todo ello con una anécdota visual… en Arévalo hay una casa junto a la estación y una vía muerta. Y a veces cuando paso veo que tienen tendida la ropa, prácticamente al lado de por donde pasan los trenes. Se secará sí, pero… ¿no se ensuciarán más? Eso sí que es llevar el ferrocarril a flor de piel.

Este año un tren nos heló también el corazón. Como estamos acabando el curso…quería escribir estas líneas y recopilar viejas historias de paso:

“Llámalo orden cósmico, Hiro Nakamura o monstruo de la isla de Perdidos. Lo que nos lleva a pensar que tengo que dejar de ver series…pero también a que algo muy raro sucedió ese viernes…”
 (De trenes, azares y rarezas)

“Es Sanchidrián. Vuelvo a mirar esos caminos de la nada y sonrío. Sí que he atravesado esos caminos, vaya que sí. A toda prisa y acompañado. Aquella tarde de…” (Lusos e ilusos)

… Parado en la estación de Ávila …

Y que es da una pasta especial vivir cerca de las vías, sentir desde la cama pasar al último tren de la noche. El ferrocarril es para el otoño…

“Recuerdo que el abuelo nos llevaba a las peñas y jugábamos al escondite, partíamos ramas, cruzábamos de un lado a otro la vía corriendo. Nos refugiábamos del ferrocarril que podía tumbarte con el viento. Puedo jurar que ahí me dejé un par de dientes.”  (Otoño en vena)

…y el invierno que se avecina:

“Allá donde se dibujan aparcamientos desdibujados e infames, rotondas sin sentido, viviendas de protección desprotegidas de nada que sea mínimamente bello como para llamarlo un hogar.”  (Cerca de las vías)

Sea éste mi homenaje a las vías. Y a todas las historias que he imaginado, leído, visto y vivido desde la ventanilla de un viejo tren.

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