You leave the room, I feel I’m fading

Intro

Me sorprendió verlo al entrar. No es que fuera extraño verlo ahí, porque él había pasado más tardes que yo en esa casa y sobre todo muchas más noches. Pero era extraño verle ese atardecer, después de todo lo que había pasado entre ellos.

Era el último día de carrera y supongo que los borrones fueron aniquilados por las emociones y las ganas de dar el último adiós.

Había ido a despedirme de los habitantes de dichos metros cuadrados. La que más me importaba de dicha casa se quedó charlando un rato conmigo en el salón mientras el resto guardaba sus cosas. Trajo un cacharro que no sé muy bien cómo seguía funcionando y dio al play. En lo que chirriaba el sistema intentado leer el cd pirata, me soltó la frase de sopetón.

“Esta canción siempre me recordaba a ti”

Me quedé un poco en blanco, no supe que decir. Ellas se fueron, subieron la maleta al coche. Él, el de arriba, se asomó a la ventana y sonrió como siempre hacía (nunca vi tipo tan divertido). Se giro y me abrazó. Primera situación radicalmente sentimental de una noche de últimos adioses. Con un par de lágrimas cayéndosele por la cara dijo la verdad del que tiene una aguja clavada en mitad del tórax (de esas agujas malas que sólo saben pinchar). Él, el de arriba, tenía la frase:

“Joder tio, se está yendo ahora mismo la tía a la que más he querido en mi vida y no he sabido que decirle”

Seguido de un…

“y ahora se van a Madrid los que han sido mi familia de aquí…”

Se me puso un crigcrafscataplaf en el estómago.

Crigcrafscataplaf que he recordado al leer la última nueva maravilla de Ana Vázquez: 124 razones para leerla. [ Y desde entonces en repeat «Mi realidad» de Tiza. ]

“…y aquí te espero en el aire con un qué habría pasado si quizás…”

Y desenlace

Horas después, en otro ambiente, con más sueño, menos agua y otros protagonistas. Sabina me daba ya pinchacicos desde el mp3 para que me lo pusiera en las orejas y me hablara de peces de hielo y güisquis on the rocks.

Me faltaba una última cosa que hacer antes de acabar con todo. El mechero decía algo así:

“Si quieres hacer el amor conmigo esta noche sonrie”.

Le pedi un cigarro a NGus.

“No, para mi no, para ti”
“¿Por?
“Para que puedas usar este mechero”
….
“Te has reido”
“Hay que ver Ru, como me vacilas siempre”
“El último día que estoy en Seg y sigues sin darte cuenta de que estoy enamorado de tus huesos”

Hice las maletas y al día siguiente todas las rutinas habían cambiado.

Un mensaje en el móvil, mirando al acueducto, me ponía que esperaba que todo me fuera muy bien, en serio.

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4 thoughts on “You leave the room, I feel I’m fading

  1. Desde luego q me ha recordado a lo q sentí yo hace ahora un año…

    Escribes esto hoy!! Que estoy melancólica 🙁 y un poco tristona. jopppp

  2. Qué raras son las despedidas, ¿verdad? Un@ nunca sabe muy bien si reírse o llorar… y lo peor es que nada sería igual si no existiesen… Y además, ¡lo que nos gusta recordarlas!

    gracias por lo de la conexión… 🙂

    un beso, artista!

  3. "Combato a muerte con mis miedos y mis frustraciones. Son tiempos duros, de cuestionarse principios e ideales, de buscar alternativas para recuperar el sueño y no perder la cordura."

    Alguien ¿te suena? ha escrito esto hoy o ayer.. y lo firmo.

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