Entre moléculas, dream chaser

Los sueños funcionan así, que uno no sabe muy bien ni el cómo ni el porqué. Apareces en mitad del mundo acompañado por gente que no se ha visto nunca entre sí y no te paras a preguntar si eso es posible y real. Pero te lo crees y del mismo modo, aunque sólo lleves diez segundos de historieta, ya eres capaz de saber que estás en Barcelona en una tarde soleada de principios de Junio. Ése es mi caso.

Estoy en tu habitación esperando tu llegada. No sé cómo he accedido dentro, me asomo a la ventana e imagino: “debe haber sido por aquí”. Hay una pequeña silla en la que me siento, igualita a las que tenía de pequeño. Tampoco eso me hace dudar de que nada no sea real. No hay ladridos y eso sí que debería haber sido definitivo. O no, puede que sólo los hubieras sacado a pasear sin más.

Extraña combinación, imagino que me gustaba demasiado.

Miro alrededor sin moverme, sin interpretar. No quiero descubrir los secretos de tu habitación sin que tú me los cuentes. Observo alrededor, veo alguna foto. Cierro los ojos de nuevo, los abro, me levanto y me acerco a la pared. Te descubro en sitios donde nunca pensé que hubieras estado. Proyecto amistades, viajes, compañías, sonrisas y también alguna cara de disgustada. En esas donde tus ojos verdes tienen todavía más presencia, aunque tú sólo veas ahí una cara de enfadada.

You can’t resist her, she’s in your bones. She is your marrow and your ride home.

You can’t avoid her, she’s in the air, in between molecules of oxygen and carbon dioxide.

Al final cedo y miro entre tus papeles, mirando atrás por si hicieses sonar la cerradura de la puerta. Mis ojos debieron volverse locos en esa fase Rem y acabaron por admitir que algo no era cierto.

Entonces la luz me entra por las cortinas y también varias voces del exterior. Un niño corriendo, un vecino diciendo “te vas a matar”. Todavía en el sueño y saltando fuera de tu habitación me da tiempo a maldecir por qué no cerré la ventana antes de dormir.

Maldita sea, no me va a dar tiempo. Serían por lo menos cuatro pisos, pero agarrado a las cuerdas de tender me tiro rápido a la calle; siempre he sido muy ágil escalando en estos trances imaginarios. Las voces ya retruenan afuera, y un párpado amenaza a inauguración, pero sigo sin querer ceder. Para entonces ya sé que es un sueño pero no quiero soltarlo. Doblo la esquina y corro tanto como jamás he logrado. Busco la sortida y le ordeno a la cabeza que te ponga un casco y un ciclo con motor y aparezcas de una vez. Sólo quiero darte un beso antes de despertar, sólo uno.

No hace falta decir que no llegué a tiempo. Di la luz de la habitación y de la mala leche tiré la lamparita al suelo. Junto al mp3 había un billete: 31/05 Hotel Confortel Bel Art. Departure date, 02/06.

Qué poderosos son los sueños. Sobre todo los que pueden hacerse realidad.

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Only in dreams.

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