El efecto neutrino

¡Un neutrino!
– Toc, toc –
¿Quién es?

Necesitamos gente con quien charlar y reír pero yo le sigo teniendo pánico a tus ojos cuando deciden hablar. Supe desde ese primer fogonazo visual que sólo podíamos ser felices juntos y que si un día veía que ya no me necesitabas, sin esa primera certeza, sería momento de dedicarse a otras cosas.

Te preguntas por qué no quiero verte y rechazo cualquier encuentro. Siempre fuimos polos magnéticos reclamando juntos un mismo centro de gravedad. Estar a tu lado es remover electrones perdidos, declararle la guerra a un rey midas de la velocidad. Sentir que si te toco viajaríamos en el tiempo, tiempo atrás cuando todavía no presentabas compañía en tu anular. Nuestro laboratorio de ideas sigue luciendo brillante como no lo hizo con ninguna. Pero esa fuerza imparable es tan poderosa como dañina, tan seductora como anguila, perceptible pero intocable, siempre a punto de escapar.

Imprecisa y sin fin. Tan distinta a lo que hay por aquí

Y así fue como entraste en mi relatividad para darle sentido a la teoría. Más veloz que un rayo de luz, imparable en la carrera de fotones, protagonista de cada marco que le imagino al futuro. Pero yo quiero lo que tú no quieres. Es decir, yo quiero y tú también quieres, pero yo quiero lo que tú no debes.

Lo único bueno de ser pobre es no tener dinero ni para vestirte en mis sueños…

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