Según mi primogénito, estos son los colores del Otoño.
Pero miente, miente a sabiendas.
Porque al salir de clase, trayendo el dibujo bajo el brazo, una compañera se le ha acercado. Se le ha acercado y le ha dado un beso (uno tierno, en los morros) y dicho un adiós que es un “hasta pronto, que el miércoles nos queda lejos”.
Y entonces el marrón ha pasado a ser azul, las raíces han dado árboles y las mariposas han traído una adelantada primavera.
Cuentan que la madre reaccionó bien ante la situación. El primer tempranero brote de amor, los labios acercándose, la inspiración de la ternura, la cesión de un pequeño trozo de sí misma.
Y que si acaso pareció enverdecer fue el Otoño, el Otoño que cambia los colores, que la cromática altera.
Cuentan que era Otoño, un 8 del monstruoso Octubre de 2021, cuando todo aquello pasó