Linda sensación de verano

Las chicas de mi familia aún aseguran que «perdía en persona».

Sevilla tiene un color especial

Uno de mis pecados de juventud, yo confieso, fue no reconocer en una piscina a Linda Evangelista. Bien es verdad que era Verano (en mayúsculas) y que era Sevilla. Vamos, que hacía calor. Y uno está a lo que está.

También tendría yo entre 6 y 13 años (que frágil es la memoria), por lo que yo estaba más pendiente, supongo, de ver si fichábamos a Suker que de otras cosas menores.

Pero sí, estaba Linda Evangelista en la piscina del hotel… y yo me quedé empanado en mis cosas, seguramente buceando aquí y allá con unas gafas a las que les entrara agua en las lentes.

No era para tanto decían la mujeres de mi familia. Creo que siempre me quedará la duda de si aquello era cierto.

Se nota que es verano, porque uno se acuerda de cosas como ésta. El otro día iba en el coche y sonó una de esas canciones que te recuerdan a la playa, a bronceados ajenos, a SMS furtivos con un calimocho en la mano mirando a la luna.

Así que con ese recuerdo en mente me apetece recuperar un par de entradas (que finalmente fueron tres) de hace dos años. Eran las dedicadas a «Las bandas del camino», las canciones que fueron acompañando los años de «fracaso tras fracaso» en eso del amor. Aunque no me haré trampas en el victimista recuerdo, también llegaron algunas «pequeñas victorias».

De inicio, como decía en la parte I de la trilogía musical…

«Canciones de derrota. Épica de gladiador caído, de encerrado en Alcatraz, de excavador de La Gran Evasión. Me veía como un Steve McQueen de cuarta, pero ya llegarían mejores tiempos». 

Todo empezó con el Dúo Dinámico, camino de descubrir el «13» de Blur a la par que me llegaba la primera punzada inolvidable.

Cuántas veces habré paseado las calles de Ávila, con los cascos puestos, buscando consuelo, camino o inspiración para la batalla, en ese camino al «Hasta Nunca» que contaba en el paso del ecuador en la trilogía. Cuando de repente una canción te hace el click que te hace replantear todo.

Seguro que a Linda le gustaría Calamaro.

«Si diez años después te vuelvo a encontrar, en algún lugar»

… puede que ya no seamos «depresivos, enamorados y confesos«; aunque algo quedará siempre escondido entre párrafos, estrofas y wake me up when september ends.

Viviendo con la casualidad, jugando con la circunstancia, encontramos el final feliz en el fools garden. 

..                                  ..                                  ..                                       ..                                ..

Aunque realmente todo empezó mucho antes…

«El conejo de la suerte – ha salido esta mañana
a la hora de dormir, oh sí ya esta aquí

haciendo reverencias, con cara de vergüenza

Tú besarás al chico o a la chica que te guste más»

«El conejo de la suerte»

«La colocación es fundamental», me digo a mí mismo para ganar fuerzas y confianza. No ha sido tarea fácil lograr la ansiada posición: justo en frente de ella, a tiro de guiño y complicidad. ..

(completo aquí)

[Aunque en Ávila, como bien pintó Illo, siempre fue difícil ligar]

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