A las vías
Mi frustrada vocación, más allá de astronauta, es trabajar en Renfe. De pequeño, se reían de mí en casa porque decía que mi madre era maquinista. Lo que tenía era una Olivetti. Y si era una máquina, pues sería maquinista. Eso de oficinista me sonaba muy poco acertado. Pasaron los años y no vi de
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