Animal de costumbres

Damos la bienvenida a este rincón una vez más a una protegida de la casa: Anawy.   Merece la pena asomarse a sus letras. Por aquí nos legó hace tiempo “El anatema febril” y “Anastemia de Mayo“.

Su penúltimo regalo fue para mi un imprescindible del año pasado: “Toda la verdad”.  Ahora es turno de darle a la maquinita de pensar con el sonido de las siguientes teclas…

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Quizá el verdadero error es creer. Y lo demás es historia. Poseo cuadernos enteros de frases inconexas e inacabadas. De frases muertas, por tanto. Inútiles. Y sin embargo unidas por un mismo detalle. Un origen depravado y soñador en el interior de un alma oscura y errante. Un alma que, en el fondo, se cree que puede llegar a vivir de esas frases que fabrica sin ni siquiera pensarlo. Y creer es peligroso. Alimenta la esperanza, apuntala el anhelo y frustra a partes iguales para acelerar la espiral de modo vertiginoso y atraparte en un epicentro imantado y mortal. Y creo que puedo en la misma proporción en la que me digo que no.

Aliño mi ensalada con un círculo vicioso y un mar de contradicción marca de la casa. Y aún así escribo, me escribo y reescribo frases huérfanas que me permiten creer. Y soñar. E incluso sonreír. Con esa media sonrisa que esconde verdades a puñados y que media entre lo que muestro y la realidad. Así que si todo me lleva al mismo lugar y aún sabiendo a ciencia cierta que el verdadero error es creer, decido hacerlo. Aunque duela, aunque hiera. Incluso aunque mate. Porque si hay que morir prefiero morir curtida.

“… y huyo del pan de antes de ayer,
de limitar mi entrega hasta pararme los pies.
De redimir, de comprender, de disipar las dudas que ha de haber,
de hacer las cosas bien al 100%.”

Repleta de cicatrices que demuestren que ha sido vivida al cien por cien en lo bueno y en lo malo. Creer al cien por cien y morir, sí, pero morir matando. He de confesar que nunca he sido demasiado dócil…

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