Sincretismo en telelimbo

Llevaba así ya más de tres meses, 108 días concretamente. Y otra vez más el repetitivo sonido: pí, pí, pí. Sonaba la alarma. La mañana amenazaba a jeroglífico. Decidió salir del bunker que era esa cama y apagar el maldito despertador.

Saltó de la habitación a la ducha. Tocaba día de traje, aquello podía ser legen – espera un momento -dario. ¿Cómo conocí a vuestra madre? – se preguntó – Pues viendo vuestras caras de hijos de …espera un momento… Harry no aprobaría esto. Se saldría del código.

Miró su caja de donuts y se comió los últimos dos que quedaban. Paciencia, buen amigo: santa rita, rita. Lo que se da no se quita y que salga el sol por Antequera.

Pero una cosa estaba clara: todos los días un plátano. Tendría que salir al fresco y pegarse una aventura de las que ya les gustaría a un jovencito rappel. No se le daba bien hacerse el adivino, para eso ya existía el pulpo paul.

Siempre fue más de gaticos y monetes. Al fin y al cabo era tauro, cabezón. Se había echado un cóctel de doce colonias. Se lo merecía. Por todos los dioses, por Atenea, los caballeros del zodiaco. Por todos sus compañeros y por él el primero.

Era la hora. No habría alternativa ni en este universo ni en otro. Tenía que hacerlo. Era eso o acabar en un sotano de Harvard en manos de un obispo granjero científico loco. “A mi que me registren lo que quieran menos el hipocampo. Eso es mío y sólo mío”.

Trece, trece veces había tenido que salir a hacerse esa condenada prueba. No creía que fuera lupus, pese a todo. No había diagnóstico. Por ahí no se asomaba ni de lejos un “elemental, querido watson”.

Tenía que seguir, todo el mundo miente. A lo mejor le habían abducido y él y otros 4400 por todo el planeta estarían a punto de desarrollar extrañas habilidades. A estas alturas él ya sólo quería salir de la burbuja.

Pero el final iba a ser peor que subir el Tourmalet animado por un corrillo de drogatas de Baltimore. Si no juegas, no puedes perder. Había una línea muy fina entre el cielo y su estado mental.

Tenía 24 horas para dejar de estar perdido. Eso era algo que no olvidaba ni por un memento. Se puso los guantes, inició el interrogatorio. ¿Para quién trabajas? ¡No busco venganza, busco justicia!

El mundo iba para un lado. Él y la gente hacía otro. Podía haber sido un día para recordar. Un homenaje a sus vicios caros. Pero una mentira no es una parte de la historia. Es simplemente una mentira.

Y de fondo ellas, siempre ellas: Fuiste mala, fuiste muy muy mala.

+1
0
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

One thought on “Sincretismo en telelimbo

  1. Me ha gustado mucho Ru =)

    «Si no juegas, no puedes perder». Lo comparto completamente.

Deja un comentario