Al otro lado del canal
23/10/2009
Pelo largo al viento en toda su extensión. Si los patos distinguen colores -aunque sea en tonalidades de grises- seguro que miran de reojo a un flequillo tan extraño. Cruza el canal con su maleta, menos veces ahora que antes. Se le nubla la sonrisa y alimenta alguna preocupación. Luce un look agresivo, pero desprende amabilidad.
El camino no fue fácil, fueron más bajos que altos. Ir a toda pastilla al final no sirvió de mucho. Cogerá otra vez el autobús al amanecer con uno de sus pañuelos al cuello. Sonreirá si le preguntas qué tal le va. Tal vez se pruebe un peinado nuevo.
Callado, tímido, seguiré observando su día a día más allá del perenne camión de reparto. Intentando descifrar el sentido de cada calada, la mirada que acaba en una calma más profunda que su penúltima colilla.
Me gustaba provocarle alguna sonrisa, conspirar alguna artimaña para alargar la puesta de colores a la tarde. Tal vez nunca sepa que sin ella la tarde ya no pincela la misma cantidad de hoyuelos.
Viva el milagro de la sonrisa. A veces se me olvida lo sencillo que es. La pregunta que se me ocurre es: ¿Quién será la poseedora de tan magnífico flequillo?
Creo que, tal y como la has descrito, hasta a mí me gustaría jaja. Afortunada ella que sirve de inspiración para tu prosa….