Socio de la soledad

Creo que cada vez que he abierto un blog he acabado escribiendo algo parecido a lo que voy a escribir ahora. Ésta sería por tanto la tercera vez, pero cada nueva edición está más enriquecida que la anterior y cada vez lo digo más alto, más convencido y más orgulloso de mantener estos contactos. Sus músicas y sus letras.

Allá voy. Aunque a la universidad entré con novia, me faltaba por descubrir mucho de las mujeres. Desde entonces conocí a unas cuantas y me enamoré de algunas, además de desesperarme intentando entender a no pocas. Lo digo porque cuando me situé entre tanta mujer (periodismo está plagado de ellas, afortunadamente) acabé perdido. Eran muchas, muy diferentes y de varios estilos. Una de las que más destacaba escribía como los ángeles pero no terminaba de entenderla.

Afortunadamente, lo que yo ya tenía entonces era una curiosidad insaciable. Si esa persona escribía tan bien y derrochaba tanta chispa, debía ser por algo. Así que derribé el muro a lo bruto y me interesé por ella. Desde entonces la he propuesto varias veces para el Planeta (aunque creo que te mereces algo menos politizado, Minaya) y he gozado con cada letra que nos regala.

Decía que a mi vida le faltaban mujeres y surgieron muchas más de ellas, geniales, gracias a esa puerta que había abierto. A través de ese vínculo accedí por ejemplo a la siempre brillante Lola, a la que por cierto no me resisto a recomendar para que veáis su enlace a una viñeta que paso a nominar para los futuros premios Trapseia. (Esta vez no enlazo jeroglíficos, que últimamente no pillo ni las telepizzas)

Por esos resquicios de la vida también conocí a mi raulista soliloqueadora preferida, a la que ya he enlazado varias veces: la segoviana Ana Vázquez.

Y sin desmerecer a ninguna de ellas, me he acordado de todo esto porque estoy deleitándome con la última creación de Tiza. Ya había escuchado alguna canción suelta y también os había traído por aquí algo de lo anterior.

Estaba esperando a ir a otro de sus conciertos para volver a tener piel de gallina y dedicarle todas estas líneas, pero lo ha vuelto a conseguir. Emocionarme. Aunque sea en mp3.

Y he vuelto a recordar la cantidad de veces que di a repeat cuando la descubrí por primera vez en “Promesas”. He caído asombrado de nuevo al ver el video de uno de los momentos que más me sobrecogen siempre, Tiza emocionándonos con los gritos finales de “Si viene el olvido” (¡por no hablar de la cara joven que tiene César Valencia en el video!). Me imagino junto a Deivid entre esas madrileñas cabecitas mirando a la gatuna artista. (Ya, ya sé que nuestro concierto fue en Clamores, a la tercera vez no me equivoco).

Y tiriquitrash: Ser levantado en Estrella por Deivid poniendo “H2oZero” de Tiza con Rash, a todo volumen en su Ipod. Volverme esa misma noche a Ávila en el tren con los pelos de punta entre “Camaleón” de Tiza y “Volcano” y “Delicate” de Damien Rice, al que ella me había descubierto en su concierto en el Búho Real.

No se me está yendo mi hilo argumental. De verdad que necesitaba voces de mujer en mi vida. Está bien sobrevivir con Calamaro & Rot, pero eso no era todo lo que se ofrecía.

De lo que viene después ya no hablé nunca antes porque coincide con mi año fuera de la red. En 2007 Tiza siguió ampliando registros y siguió recordándonos que aún en este mundo es posible “estremecerse cada vez que me bailes el alma, envejecer cada segundo a tu lado, sin compromisos pactados” (Se pide un chasqueo por la artista y por el talentoso Manuel Domingo).

Cada vez voy menos a Madrid (mea culpa y de los Lehman Brothers) y este 2008 estaba sobreviviendo a mi dosis tizera gracias a Myspace.

Peeeero, ya podéis uniros a mi y disfrutar de “Balance”. El último invento de la artista pequeñita pero a la vez muy grande. Tiza, la voz del sentimiento que te agarra como un gato, te inunda como un aguacero y se te queda como unas promesas imborrables.

Entra en su web, pincha en descargas y hazte con sus nuevas canciones. Es gratis aunque se acepta y se agradece Paypal.

¿Y sonar como suena? Os dejo un dueto con Vega, subid el altavoz…