Y el callado me dejó en silencio

Pues resulta que manejando llegué a mi punto preferido de la Nacional 110. Subes un altillo y te aparece ella majestuosa en el horizonte, tan bella que querrías sacar la mano por la ventanilla y cogerla. Todavía no está cerca y la distancia engaña, pero parece que toda la ciudad hubiera sido levantada para adorarla.

Read More