Ehto no eh la Gran Vía

Una de las sentencias de mi vida, una de mis frases preferidas, no me la brindó el anochecer, sino una peripecia protagonizada por un madrileño hambriento y un gaditano certero. Estábamos en la playa en esas horas en las que los bañistas dejan paso a los pescadores, los enamorados se juntan para ver caer el

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