Desastrófico

La canción era supermolona. Los chismes y cachivaches, totales. La niña, una pasada. Pero lo que más me fascinaba (a veces intento meterme en la cabeza de mis hijos pensando en qué me encantaba a mí de los dibujos a la que ahora es su edad) era el malo. Veía capítulos, muchas veces, para ver si al final salía la cara del villano. Ese truhán maléfico acariciador de gatos.

De algún modo, a veces quería que ganara. Tal vez este no, porque el Inspector era entrañable. En el caso del Coyote, directamente iba con el Coyote. O en el botones Sacarino, contra Sacarino. Maldades de la infancia. Pero vamos, que yo estaba hablando de Gadget, el inspector. 

Ahora lo de acariciar gatos se utiliza para denigrar a los que no tienen niños correteando por casa. Por aquí, por los reinos de Paco, no hay gatos, hay niños y tenemos montada la Real Academia de la Non Stop Party, como dice uno de esos canales de dibus. 

Este verano ha dejado algún momento glorioso de M. y L. Santander, piscina de agua helada: le digo al mayor que hay un avión que va directo a chocarse con la luna. Se ve que se pone metafórico y me responde… 

«Real Académico de la Infancia» le titulé hace no mucho, cuando se inventó la palabreja «enfatriste». Su último compuesto es el que da título a esta entrada: «Desastrófica», en referencia a una foto que había hecho su querido padre y en la que se acumulaban ojos cerrados, píxeles movidos y desastres catastróficos.

A veces, solo a veces, echo de menos ser un malo que acaricia gatos. Tener tiempo para uno mismo y tal. Pero, aunque hubo dificultades estos últimos años, la verdad es que no puedo pensar en unos Juegos Olímpicos ya sin imaginarme la competición de «MarcoPolo» . Medalla de oro, obviamente, para Phil Dunphy

El pequeño, mientras, ya va haciendo sus construcciones (aparte de ser un claro opositor a villano, con su aspecto y sonrisa de traicionero peliculero). Ya deja claro, por ejemplo, que su mamá no es solo su mamá. Es, en sus palabras, «mi mamá mía». Creo que es un mensaje con destinatarios claros.

Luego son unos canallas ocurrentes, véase este dulce momento..

Este verano, al contrario que el anterior, se me pasó volando, entre lacasito y lacasito. Y ya, en octubre, serán 20 años de blogs. Escribiré de ello. Dos décadas después tengo niños, 2 libros, algún arbol que planté… querría escribir más, pero el tiempo pasa desastróficamente.

Los días acaban antes y eso ya se nota, lo que quiere decir que pronto habrá cambio de hora y eso sí que será desastrófico. ¿El estado de derecho? Desastrófico. ¿La regeneración aquella? Desastrófica («La España de Abel era también de Caín») 

Eppur si muove

+1
1
+1
0
+1
0
+1
0
+1
0

Deja un comentario