Piñatas y desgracias #PyD (Por Tutatis)

Lo dejamos hace unos días en que en casa teníamos encima un obrero más trabajador que el chapista de Mazinger Z. El obrero worm, taladrador sin descanso. Todo Agosto raca que te raca… pero majo y bueno.

Arreglando una bajante, nos convirtió la galería en un festival de escombros. Y, tal y como prometió, bajó enseguida a reparar y recoger. Así que nos dimos charleta. Y le conté lo del otro obrero, años atrás, en un piso de alquiler anterior….

«Miré usté», empecé. «Si alguna vez me ha oído jurar en arameo después de algún taladro, es porque tengo ahí una vieja mala sensación. El día que se me cayó el cielo encima».

El buen hombre me miraba, seguramente pensando que no tenía escapatoria y tendría que oírme hasta el final, porque faltaba mucho agujero por reparar. Pero la historia era corta, y no era mala.

«Pues es que estaba yo en la ducha, y justo estaban picando encima, que yo pensaba que se me iba a caer encima la casa… y así fue»

Tenía su atención.

«Tengo cierta tendencia a las piñatas y desgracias. Pero más divertidas que catastróficas… afortunadamente los escombros cayeron en el lado de la ducha en el que no estaba. Pero claro, imagínese, yo ahí en pelotas que de repente veo el techo cayéndose y, al otro lado, un obrero con un taladro mirándome»

Para entonces, ya estaba por ahí #ParientaSinWordpress acudiendo al rescate del pobre trabajador, mirándome con su mejor mirada de «no le des la turra al buen hombre, para eso tienes un blog».

«Y ahora imagínese, yo en colgajos, quitándome toda importancia y petulancia, maldiciendo a los dioses antiguos y a los nuevos, a Vishnu y Shiva, recitando el Mahabharata e invocando el completo legendarium de Tolkien… hasta que apareció aquí la jefa con una toalla a mandarme callar y tapar»

Y es así que, desde entonces, allá donde esté procuro ponerme al lado contrario de donde parece que está el taladro. Obra encima de mi cabeza, obra que me hace moverme más que Águeda Marqués viendo una semifinal de 1500.

Y con ello damos la bienvenida de nuevo a esta categoría: Piñatas y Desgracias, cuyo origen, a nivel familiar, está contado en una entrada ya de lustros: «Bajo el efecto del apellido». Como es natural, tiene mucho que ver también con la sección «Épica Deportiva» que contradice aquello que Alber contaba en mi boda: «No juega bien a nada, pero a nada». 

Y con mi envidiable moreno.

(Y, ya que he hablado de colgajos, y tal y como procuro cada verano, recordad que somos feos)

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