Totana

¿Totana?

Pues claro, la ciudad de Chendo. De pequeño me sabía esas cosas, y como la memoria es caprichosa y recuerda lo que le viene en gana, aún hoy en 2021 recuerdo que Chendo era de Totana, como Camacho de Cieza o Buyo, mi admirado Buyo, de Betanzos. Un año estuve a un solo cromo de acabar la colección, y era… Chendo, Miguel Porlán. Un padre, maléfico padre, me regateó en El Grande, junto a el «Teto», ese cromo por no sé cuantos a cambio. Pero lo conseguí.

Me sabía esas cosas, sí. Donde nacían los jugadores del Madrid, cuantas pulsaciones tenían Ángel Arroyo o Perico Delgado, o si Indurain tenía un corazón pausado cual Nick Fury en Capitán América, la buena. No había interné, ni teles privadas; sí enciclopedias, bibliotecas, mapas… en los que buscar, por ejemplo, donde está Totana.

Hacía años, eso sí, que nadie me hablaba de Totana. Y de repente el pequeño tunante, desde su asiento de atrás, lo entona con fuerza y determinación

¡Papá, Totana!

¿Cómo que Totana? Mi aguerrida esposa descifraría el enigma, pero no el primer día, ni el segundo.

El tunante, que aún no habla mucho, insistía en que Totana. Tenía que significar algo. Sus sagaces padres pensamos que podría ser que quisiera que cantáramos Susanita, que tiene un ratón. Pero no, eso no acababa con Totana. Seguía habiendo Totana.

Hasta que cayó, CSI esposa lo descifró…

…Julia

La cuelo, en forma de homenaje, en mi segundo libro: la profe de música de mi cole nos fue colando los Beatles desde pequeños, sin darnos cuenta, poniéndolos en el megáfono en la entrada y salida del cole. Ya de menos pequeño descubrí que detrás de esas canciones estaban Penny Lane, Eleanor Rigby o Lucy, in the sky.

La portera de mi anterior casa, en la que vivía cuando escribí LHDHP, se llamaba Julia. Mezclé a ambas para crear a la portera del libro, que soporta a Manu en su viaje y pérdida de huella bajo sonido de Liverpool.

Así que cuando me convertí en padre me propuse ir colando a su yunque y martillo  tonadillas básicas, que ya su madre le dormía con Sweet Child O Mine como nana básica.

Viajando en el coche volando desde Smoke on the Water a Seven Nation Army, pasando por Twist and Shout, que por alguna razón que desconozco el crio prefiere en versión perruna de Cantajuego.

La solución

¡Otra, no! – ¡Otra, ésta no!

aka «Papá, deja de intentar colarme tus listas de reproducción». Y pon Cantajuego, pon Toy Cantando, pon lo que mola.

¿Aerosmith? Totana.
¿Ariel? Totana.
¿Audioslave? Marido, no te vengas arriba.
¿Black Keys? Totana.

Probando canciones hasta que alguna cuele, de casa a la guarde. Y entonces sucede el milagro inesperado. El aleatorio pone la peculiar «On your own» de Blur… y no hay Totana. Entró

Holy man tiptoed his way across the Ganges
The sound of magic music in his ears..

Increpo a «El Yang» desde el asiento de delante.

«Los Gallagher no son capaces de hacer una canción como ésta en 30 vidas», le lanzó, más por alimentar la histórica sana rivalidad que por convencimiento. Y sonrío al ver que «Abrázame», lo de Jorge con Izal, también supera el corte.

Totana, me sonrío. Totana a los que se quedan sin ganas de descubrir, de escuchar. 

Totana a los que se conforman.  

Totana a ir tan deprisa.

Totana, que hermosa eres.

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