Mi gran amigo Joe
07/12/2010
De vez en cuando le rebusco entre los bolsillos, investigo por su cartera. Espero que aparezca de repente con un bastón y su correspondiente sombrero…e imagino que encuentro allí paseando a Tico y Rigodón.
De nuestro protagonista de hoy cuentan las malas lenguas que es capaz de irse a Bucarest en un momento…como el que pilla un autobús a Solosancho. Podría ser, no lo descarten. Hablamos de un abulense que vive en Italia con una griega a la que conoció en Irlanda y de la que se enamoró en París. Uno se hace europeista para poder contar historias como ésta.
Plug in, baby…
Si en Ávila se hiciese un “abulenses por el mundo” el colega saldría en todos los capítulos. El prota es Jósatres, el fenómeno que tiene hasta su propia etiqueta trapseica. Asegura que Zaragoza siempre le pilla de paso, será por el viento. Desde luego, cualquiera se lo discute…te descuidas, te apunta con el pasaporte y puedes acabar en Suazilandia, provincia de Badajoz. O en Londres animando al Arsenal de Cesc y Fábregas. Sí, a los dos.
Bromas aparte, Joe se ha convertido en todo lo que nunca me atreví a ser. Un día cubrí la presentación de una especie de becas que te permitían (si cumplías los requisitos) optar a trabajar en ciudades europeas. Yo por entonces ya era un abulense consciente de que lo mejor era intentar salir del nido…pero todavía no había reunido el valor. No lo recuerdo exactamente, pero sí recuerdo que no rellené los datos. Él lo hizo y ha tenido que superar etapas difíciles para lograr lo que quería. He dicho que lo admiraba (y lo digo ahora si no) porque es una de las pocas personas que no se contentó con decir que todo era una mierda. Salió a buscarse las lentejas sin importar cómo de lejos estuvieran. Le echó riesgo y mucha audacia. Peleó su vida, peleó su amor y mientras tanto el resto seguíamos bostezando nuestras desgracias ante el televisor.
Viajero, musiquero, peliculero. Un tipo con la huevera bien puesta.
Está feliz y aquí le tengo de nuevo, buscando aparcamiento por tierras del Ebro. La verdad sea dicha…aunque es un tipo bastante peludo no es ningún gorila (El chiste era fácil) y tampoco es que sea yo Charlize Theron, para desgracia de mi espejo. Pero la verdad es que Joe, a pesar de tener el pasaporte sin un sólo hueco, cada día se convierte más en un abulense de tomo y lomo. Entendido como una muralla de amigo, siempre atento en la almena por si necesitas ayuda. Bunker nuclear para tus confidencias, creador de sentencias inapelables…¡¡Robador de amigas!!
Pasaron altos y bajos, épocas de rebeldía, novias, enredos y distancias y aún así seguimos siendo amigos. De hecho lo somos desde los 3 años y me atrevo a decir que cada día un poco más y mejor. Será que nos hacemos mayores. Será el milagro de la difícil honestidad y la plena confianza, tan difícil de encontrar y que cada día aprecio más.
Hasta cuando quieras, Willy Joe.
Además es un gran empresario, es el mayor productor mundial de Cuervo-Volvos del mundo…
Y vaya rebaño…
Tengo que reconocer que se me dan mal los elogios y los aplausos, incluso los merecidos como estos. Supongo que es parte de esa “castellanidad” que nos vuelve secos, fríos y austeros en lo económico y en lo sentimental. El objetivo de esta autojustificación no es excusarme por mi antipatía, perfectamente asumida; el objetivo es que se valore en su justa medida las letras que siguen a continuación: hay que hacer mucho y bien para sacarme unas glosas como éstas.
Cuando pienso en Joe siempre me acuerdo de un anuncio de Colonia. Un hombre trajeado se acerca a una chica en traje de noche. Ella le mira, él se acerca, se rozan. Él pasa y ella se da la vuelta y se queda mirándolo. El anuncio era de Brumel y el eslogan era “Mejor cuanto más cerca”. Quizá suene paradójico hablando del hombre del millón de millas, pero Joe es de esa clase de hombres, de personas, que mejoran en las distancias cortas. No es el tipo que fuma un pitillo, con un tercio de cerveza en la otra mano, mientras mira a la muchedumbre sobre sus cabezas, aunque pudiese parecerlo desde fuera. Joe es el tipo que se toma unas cervezas a tu lado, mirándote a los ojos, mientras te hace reír. El tipo que duerme a tu lado disfrazado de Ninja. Joe es la cultura, sin ser el perro.
Joe es el tipo de persona que se merece que todo en la vida le salga bien.
Y si estuviese en nuestras manos, todos los que le conocemos pondríamos nuestro granito de arena para que así fuera.
Josatres ¡¡te queremos!!
Los amigos no hacen estas cosas, los amigos no te hacen llorar, cabrones! 😛
Será por la edad o por lo que sea, pero sí que es verdad que ahora, aún estando más lejos que nunca, me siento más cerca de vosotros. Después de ésta visita fugaz a Avila y Zaragoza me he dado cuenta que os echo de menos. Echo de menos esas cervezas, esas confidencias entre tapas, todos esos buenos momentos de risas.
Me gustaría hablar con vosotros más a menudo, pero el mundo gira rápido y es dificil sacar tiempo para bajarse del tren y disfrutar de una buena charla con un amigo.
De momento los planes indican que estaré por la ciudad amurallada en Navidad, así que sacaremos tiempo para cenar juntos y filosofar sobre la vida 🙂
Desde la distancia es difícil estar ahí cuando un amigo te necesita, pero si necesitais cualquier cosa, solo teneis que buscarme en los aledaños de SanSiro.
Un abrazo, perros!!
Y encima es que nunca tenemos encendido el Skype…estos abulenses que no están a la moda del road trip…
San Siro? Serás guau¡!
Pd: Sigo insistiendo en que te pongas un twitter con localización internacional y así sabremos por qué país estás. Próximo objetivo… ¡La Luna! Diré a Milú que prepare el cohete