Y todo lo demás también

Ha tenido que ser fuera de sus dominios, pero ahora lo sé con certeza. Ella me necesita –a su modo me quiere–, pero no se atreve, no debe. Eso significa que muy probablemente no haya nada, que la veré vestida de novia. Que tal vez esto no hubiera nunca funcionado. Pero hoy he sabido y estoy seguro que desde hoy ella también lo sabe, que si yo no soy feliz ella tampoco lo será. Que tendrá la espina clavada para siempre. Que ese tipo, ése, no le hará más feliz de lo que le haría yo. Desde hoy, si quedaba alguna duda, ella lo sabe. Desde esta noche (y pervivirán seguro mis dudas) estoy convencido de que yo le haría más feliz y de que ella lo sabe.

Y por eso escribo a estas horas (camino de las 5) con esa sensación que sólo se tiene a veces, la sensación de la verdad.

No hubo nada de espectacular en esta noche. Nada, pero a la vez todo. No me ha dicho que me quiera. No me ha hablado a medio centímetro de mi boca. No hubo una confesión al oído. Nada de eso.

Pero se lo noté.

Esas complicidades y miradas de soslayo, esas risas con cruces de ojos que no necesitan de subtitulos. Ese ella y yo juntos. Apoyando su cara en mi cara en una especie de beso no dado. De contacto permitido no permitido.

Y bien es cierto que extrañamente había jugado yo más que ella a hacer que no pasaba nada. Aunque al final me zafé de sus manos abogadas. Ya para entonces ella se me había ido de las mías.

Avería, sin redención.

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4 thoughts on “Y todo lo demás también

  1. Me atraen esas dinámicas de saber y no saber o creer saber y quedar en la ignorancia tambien. Le da sabor a la vida.

    Solo visto desde otros ojos.

  2. «pero no se atreve, no debe»… hace justo un año (bueno, le faltará medio mes para llegar al año), me pasó algo exactamente igual a lo que cuentas aquí. una confesión de esas a medias… a medias porque tú lo cuentas todo pero te vas a casa con la sensación de que la otra persona no te ha dicho del todo lo que sentía…

    Un año después sigues con la total convicción de que entre el asiento del piloto y del copiloto había mucho más que un freno de mano… pero bueno…

    Que me enrollo, que con tu forma de contarlo me has vuelto a llevar a mi coche aquella noche; no sé si darte las gracias o maldecirte por ello 😛 …

    Un beso, maño. Te dejo que me faltan 25 páginas para terminarme ese libro que a ti tanto te gustó y que a mí no ha terminado de convencerme…

  3. ¿Salen vuelos a Nunca Jamás? Gracias, no lo había escuchado…

    Mi historia tal vez no sea autobiográfica y desde luego no es de ahora pero… los no deben y quieren, los frenos de mano a unas manos que no quieren freno…siempre están de actualidad. Domingo de nuevo

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