Pues ya está aquí, ya llegó, el curso escolar. Los niños duermen mientros escribo, los cartones llenan los contenedores tras mucho juego y mucha risa… y como decía un tuit (no todos los tuits son sobre la tercera guerra mundial) desde mañana ya está feo decir lo de Feliz Año.
(Aunque, eso sí, aún no habremos acabado nuestro relato navideño en Los 4 Palos)
El pasado 1 de Enero celebramos los #FaritoXX. Decía, de broma pero en serio en nuestra microescala, que ya es una tradición de año nuevo para algunos lectores lo de «Saltos de esquí, concierto de año nuevo y Premios Trapseia». Es ya casi una quimera traer lectores a un blog, una improbabilidad recibir un comentario y también poco a poco un dislate que alguien pulse al botón del voto, pero sigue siendo el mes con más participación. Y, de repente, el día 2 se pasaron por aquí un montón de visualizaciones, cuando la Nochevieja ya iba dando paso al ansia de roscón.
A por las bodas de plata. Son 20 años de galardones, desde la edición de 2004, pero no todos los años cumplimentamos por aquí el repaso. Este año intentaré recopilar y adecentar el Palmarés de #Faritos, que es labor ardua… pero que es lo que va quedando como mejor legado. Poder ir a un año en cuestión y ver los blogs, canciones, relatos, historias, momentos… que nos hicieron reir o blasfemar (fundamentalmente lo primero)
Luego está la posibilidad, cuando lleguen los 25, de una votación a lo mejor del cuarto de siglo, que dicho así ya da respeto. O, mejor, dejarlo ya para 2050, que sean los «Faritos Superleyenda». Y para leyenda yo, que tendria ya 66.
Porque da más trabajo que lecturas, esto de ir anotando lo mejor del año, pero es una pequeña satisfacción -en mi afán de hacer calendarios y clasificaciones- que me gusta acometer. Seguro que adaptándolo a un formato tiktokero tendría visualizaciones y más reacciones, pero me pilla con sueño la ensoñación. Así que, si repetimos, será como este último año: en barbecho unos meses, candidaturas y entradas en verano… también como garantía de mantener el blog activo a pesar de mis canas.
Que, además, parece una vieja buena idea nacida hace todos esos años mencionados: tener un espacio propio en el que no depender de los afanes de turno de los dueños de las principales redes, medios y plataformas. Una vía de escape garantizada. En definitva: que esto sigue existiendo otro año más.
Que nos salga bueno, pacífico y rico el 2025.