Historia de una instantánea

“Rubén, despierta y llévame a ver búhos”

* Deivid, calla ya y duerme.

“Jo, llévame a ver búhos, que aquí en Ávila tenéis que tener búhos”

* Arghsftjfx, maldito electrocalamar…

Era un domingo 19 de noviembre de 2006, 11 de la mañana y el niño quería ver búhos. Era el colofón a un fin de semana de esos que mientras los estás viviendo ya sabes que recordarás siempre.

Por mi parte, por fin había logrado llevar a Deivid a Ávila y lo que era aún más halagüeño, había logrado juntarlo con mi primo –su tocayo– el malvado Moker. La combinación podía resultar muy buena y así fue. Como era menester, todo había empezado una noche de viernes en torno a un deivid que pierde el tren por enésima vez buen plato de pasta…

No recuerdo si ella trabajaba o estudiaba al día siguiente, pero decidió marcharse a la habitación viendo lo que se avecinaba. Y eso que todavía el Guitar Hero no había llegado a su vida. Nuri, una santa y protectora de Elmos.

El exceso de producto segoviano empezó a hacer estragos en nuestros instintos bélicos y las discusiones iban camino de sólo poder arreglarse de una wormux-forma…

…aliándose los dos contra mi y mis gusanitas

Poco más recuerdo tras la contienda. El acueductado mejunje empezó a pesarme demasiado a la altura del utrícelo de la cóclea y sólo atrevo a adivinarme en un serpenteante camino a la zona norte de las murallas.

A la tarde siguiente, ya sábado, la batalla se trasladó a un punto más coreano. Era el nacimiento de un héroe de acción. El día que Capello aterrizó en el Tekken

Bien es sabido que donde hay una guerra hay un paciente, a veces inglés. Sólo que esta vez no era un hijo de la Pérfida Albión el protagonista. Y sus cuidadoras no eran Kristin Scott Thomas ni Juliette Binoche. Más bien Jósatres, el otro Aguilitas y un tronchante Deivid.

Eran buenos tiempos aquellos otoñales meses. Nos debatíamos entre cantantes compungidas, chispeantes malandrinas y silenciosas swingeras…

«Jo, llévame a ver búhos, que aquí en Ávila tenéis que tener búhos”

Fue entonces cuando cogí al literato infuloso y lo llevé al Castro de las Cogotas, cosa que al letrado del mal le hizo vibrar los cortocircuitos

Y cuando ya se acercaba la hora de acudir a la llamada de los platos y los tenedores, recibí la llamada de Moker. ¿Dónde fuiste? ¿Qué hiciste? ¿Sabes cuanto dinero dejaste a deber y te tuve que pagar?

Yo sólo acertaba a decir…“La naranjada estaba frejkisima”

Ya llegamos al final. Hace dos años de esta pequeña historieta.

Después de esa llamada, quedé en devolverle a Moker una cena… y antes de regresar a la gastronomía de mi madre Deivid me tiró una foto que se convirtió en una de mis preferidas y que desde que abrió Trapseia podéis encontrar arriba a la derecha encabezando esta bitácora.

Era el recuerdo final a un fin de semana imborrable. Ahora han pasado dos años, como decía. Vivo fuera de Ávila y Moker se casa. Con su Nuri, claro. Mañana volveré a esa Vettonia de mis murallas, mi gente y del frío en el rostro. Para verle decir el sí quiero.

Era un buen momento para recordarlo, primo. Sabes que te quiero un montón y recuerdas bien lo que te dije en una cena… (y esto es un secreto que me traerá problemas en el futuro al no decírselo a otros)… Me acerqué y te dije: “Primo, ésta sí vale. Con Nuri te casas. Es buena y te quiere. Eres un capullo con suerte”.

Es algo que sólo digo muy de vez en cuando. Otro que se ha comprado coche lo sabe.

En fin, que voy preparando el arroz. Ni en un speed demons te librarías de lo que te viene encima…