Bada Bing (bang bang)

Esta vez quedarse sólo en sofá y mantita habría sido un sacrilegio. Saqué la tacita de las grandes ocasiones para ponerle dos hielos. Clinc clanc. Bajé el Red Label de la estantería y tres gotitas de coca cola. La ocasión merecía la liturgia. Velada con escocés antes de escuchar por última vez el woke up this morning.

Fade to black.

Es curioso como las series te influyen y te cambian. Tenemos una sola vida pero vivimos miles de momentos ajenos gracias a la ficción. El primer comic, un libro que deja huella, la película que te clava una escena. Y la televisión. La pérfida televisión que sin embargo eleva ciertos momentos a la categoría de arte. Personajes con los que creces año tras año. Ellos crecen y tú creces. Y de repente se van y tú sigues adelante pero algo más huérfano. Te puede pasar con un libro o una peli pero la fuerza audiovisual de horas y horas de historia cocinada lentamente deja un regusto especial. Esa huella, un rinconcito.

Acabarás revisitando youtube, amigo.

Era un día otoñal con Calavera en un coche de la tele atravesando Zaragoza con las ventanillas abiertas, su inconfundible cigarro y Jimmy Hendrix guitarreando Purple Haze. “Hermano, tienes que ver Los Soprano”. Manzaniano asiente y no te queda otra que claudicar. Hay recomendaciones y recomendaciones…y ésta venía de dos tipos esenciales que dan sentido al journey.

Dont stop believin’

No es cuestión de ponerse quejica pero los cercanos lo sabéis. Este 2011 ha sido complicado, lo está siendo para muchos, no quiero tampoco lloriquear en exceso. Pero ahí ha estado y mientras tanto…cuando había un rato me iba con Tony. Conducía y un Tony. Una vuelta menos a la almohada y un Tony. Un mecagoentodo y un Tony. Perseguir el amor y un Tony.

Vivir…y un Tony.

Y llegamos al final después de un sábado de largas conversaciones y buenos reencuentros con el detective impuntual y sus casos sin resolver. La despedida de Los Soprano era un momento especial para disfrutar en un momento especial. El instante adecuado. Clinc. Clanc. Otros dos hielos al escocés.

¿No va la vida de eso? Personajes que vienen, vuelven y van, que te traen otros que se acercan y que se alejan. Gente, historias, libros, peliculas, series. Emociones, pensamientos.

Esta vez hice trampa. Imagino que aquellos que lo vivieron en su momento, año tras año, viendo crecer a los personajes y esperando meses entre temporada y temporada lo disfrutaron aún más. Pero de algún modo he hecho también el peregrinar hasta el restaurante a la espera del desenlace.

Una vez visto pienso lo de siempre….

“La fuerza de la imagen no me llegaba desde el televisor sino desde la memoria, desde la experiencia; de haber conocido a esa gente no ahora, sino a mediados de 1999, de haberlos comprendido a través de los años, y haberme comprendido yo mismo en ese lapso de tiempo (…) No hay tiempo en dos horas para explicar tantos vericuetos. Ese silencio, esa mirada, nos dice tanto porque conocemos a ese hijo menor desde que era un gordito que no alcanzaba el segundo estante del armario. Desde que era inocente, desde que era feliz.”

…que nadie ha escrito de series en castellano como lo hacía Hernan Casciari. Amen a todo.

Terminé la serie y acabé en el youtube – como me autopronostiqué – buscando una escena en concreto. Echaba de menos a Chris Moltisanti searching for the dolphins in the sea

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