Pero hay días más grandes todavía

“He oído que van a prohibir follar en los coches…Yo no tendría discografía”

Quique González había comenzado pletórico, sólo, dispuesto a ejercer de único parapeto, de rompeolas de la noche. Arrancó pidiendo ver salir el sol, se marcó un polvo en el aire, solicitó permiso para aterrizar.

Mi genio del asiento de al lado lo tenía claro también:

“Yo prefiero pagar la multa que pagar por ello”

El Kid por fin en Ávila…tocaba ponerse el mejor peinado. La tarde merecía unas cañas y tapas con Marazu. El charlatán musiquero me había cambiado la entrada por una trampa: “Vamos juntos y así salgo en tu historia”. Es decir… me obligaba a sacar lápiz y papel.

Fuimos tan dvinos que no medimos los vinos… y al empezar el concierto el apañero se meaba y no de la risa. Yo también llevaba la carcajada suelta…pero el artista de la ciudad del viento no me dejó levantar. Por no faltar no faltaba ni una rubiaza al lado. Aunque no hubo tiempo para parpadeos, sólo podíamos mirar al frente.

Perdimos los papeles con “Me agarraste”. Ahí si sale Drexler nos hubiéramos sentido Leonor Watling soñando oníricos de Almodóvar. Con Kamikazes Enamorados intuimos que se avecinaba una genialidad: No hay vía libre y Ávila aplaude. Estaba claro que el pájaro sabía cómo volar o que los madrileños habían colapsado los trenes.

Sonic en cada poro de la piel mientras reclamábamos un amor que no cueste trabajo. Ahí la vecina de atrás no pudo más y entonó su “Te quiero”. El auditorio ríe, tiembla la luz, le digo a Marazu que vaya preparando unos mojitos.

A esas alturas ya sabía que acabaríamos en el Lola. La vecina de atrás se reía de veras mientras bailaba bajo la lluvia.

En esos momentos me siento un anciano con barba y una única luz alrededor levitando en el vacío, más no-presente que el tipo de Ghost. Adivino que no era el único…a esas alturas Quique y compañía ya eran alfareros del sentimiento y mediums de lo inalcanzable.

El primer orgasmo llegó con Vidas Cruzadas. Estaba claro: a este tipo si le das un metro te hace un descosío. Y el día en Ávila estalló por fin

No os lo había dicho, pero con “Te lo dije” la morena de la fila 11 y la cámara en la mano ya era nuestra pequeña Dirty Victoria Secret. Fantaseo con darnos 400 gramos de Daiquiri Blues por Zaragoza. El mundo empieza a girar en un sentido absurdo y Marazu señala el ambiente, la atmósfera increíble. A mi me recuerda a otro día también ahí, una panda de genios en crecimiento.

Y entonces llegó otro milagro. Con Salitre, el mar trajo olas de “Riesgo y altura” y se hizo el silencio absoluto. Algo que debe de ser tan difícil de conseguir como una ovación. Con los bises, miramos a nuestra izquierda y se nos hizo una hoguera en el corazón. Nos descubrimos metidos en un rocknroll en el Hotel Tú Cama.

Llegaron las ovaciones y se acumularon las sensaciones. “Necesito una gestoría sentimental”, me decía el barbas. Caras de satisfacción por doquier: Rous Petty, el cabrón de Pablo…me faltaba Decapi – de viaje – al que intenté cazar por teléfono.

Nos juntamos con Chica Vudú y fuimos camino de un bar en el que poder cantar Lo Siento, Frank. Como una vez contaba Calamaro de otro genio, alguien agarró un bolígrafo y un papel. Sobra decir que no era yo, pero tengo otras habilidades…tocaba ayudar a sacar gotelé de las paredes del corazón. Era el momento de ejercer como susodicha gestoría sentimental. No siempre es tarde, aunque arda y quema. No siempre los cobardes tienen que cumplir la condena.

Porque hay vidas que dejas cruzadas y que en una noche a cara de perro te sueltan dos ladridos. Habíamos pasado del Vudú al Buda y el trabajo parecía cumplido. Dos miradas confrontadas junto a una columna. Todo salía según lo previsto (Stop)

Me fui a por mi coche prestado consciente ya de que la siguiente palabra a Grande en el diccionario es Quique González

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7 thoughts on “Pero hay días más grandes todavía

  1. Mi experiencia me dice que, en todas las noches dignas de recordar, sea por lo que sea, siempre hay al menos, un chupito de tequila.

    Encantada de re-conocerte 🙂

  2. Genial crónica.

    Sobre mi persona, soy demasiado envidioso y en exceso reconroso como para coger el teléfono a alguien que está en medio de un concierto al que no he podido ir. Lo hice por ti, peligraba tu integridad personal en nuestra próxima cita.

  3. Vaya noche la de aquel día… Muy buen concierto, excelente crónica, mágnifico descubrimiento por mi parte. Saludos, cabrón.

  4. Llegamos sanos y salvos al desenlace, gestor. sublime y subliminal a partes iguales.

    que te voy a contar a estas alturas…

    cuídate golfo!

  5. Es personal, una puerta inaccesible es personal, personal e intransferible 😉 … aunque yo ayer tuve la oportunidad de disfrutar de un poquito de la magia que sí transfiere… ayer fui espectadora (una vez más) de una de sus alumnas más aventajadas.

    Me alegro de que disfrutases tanto de Quique en tu city. besos!

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